jueves, 4 de septiembre de 2014

Inmoderna Susana Estefanía Stanig

Dentro de sus intereses pictóricos cobra valor el paisaje desde la óptica derivada de sensaciones. Lo real abruma cuando el tiempo de ejecución es escaso y la destreza técnica queda supeditada a formulas y teorías.  Stanig confía en la formación artística porque ella facilita algunos recursos y artilugios, que si bien funcionan en la estética bonaerense con sus cambios de estaciones y transformaciones circunstanciales de luz , textura, parece ser que entran en choque con la exuberancia de tonalidades estridentes del trópico.

Los paisajes de la artista entonces aparecen cargados de excesos de blanco, un recurso peligroso por la tendencia hacia la perdida de valores y fuerza del pigmento, pero que en su caso opera como mecánica de identificación entre pantallas pictóricas. Lo más complejo de hacer una pintura de paisaje al aire libre quizá sea otorgar el valor a lo que se encuentra mas atrás y más adelante, es decir, a ese juego de conocer con la observación el tono preciso en grises. En su pintura priman los colores apaisados o pastelosos lo cuales intentan dibujar cada trozo de naturaleza ubicado tímida pero intencionalmente dentro de una retícula de composición muy intuitiva. Así las cosas tenemos en el proceso de Stanig un juego de contradicciones, se pinta lo que se ve o se pinta lo que cree que se conoce , un ejercicio interesante que nos pone a pensar en las construcción de naturaleza que recreamos.





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