sábado, 13 de septiembre de 2014

Inmoderno. Esteban Vélez

Estaban Veléz. óleo sobre tela

El paisaje actúa como método de formación alimentado por la constancia. En él aprendemos pacientemente aspectos que competen a la pintura, pero también a la educación de nuestros ojos con el objeto por entender los problemas de la representación, las nociones del arte y la búsqueda de la calidad,  sean cuales sean nuestros paradigmas. Desde la anterior perspectiva, realizar pinturas de paisaje al aire libre nunca es una tarea satisfecha, es decir, nunca es suficiente la cantidad de paisajes que logremos plantear, porque siempre surgen nuevos problemas a medida que vamos penetrando en su mundo, en su complejidad. Esteban Vélez es un artista en formación quién ya maneja un medio difícil como es la pintura pero que necesita detenerse, hacer un alto en el camino para ver. Muchas veces parar produce más alcances que insistir en continuar porque la pausa obliga a reflexionar sobre lo andado y fuerza necesariamente al espíritu hacia el proyecto. La pintura de paisaje al aire libre nos enseña a traducir con base en elementos de orden constructivo formas fugaces, las cuales van adquiriendo una lógica de imagen exenta quizá de constatación, quiero decir, sin preocupación por aprisionar lo real en lo mimético. En este lugar del captar y aprehender se encuentra la pintura de Vélez y la de todos nosotros independiente del tiempo que carguemos de experiencia pictórica: siempre ocurrirá lo mismo frente a lo natural, ese pequeño pero a la vez inmenso corte de mundo sobre el cual disponemos una superficie de trabajo en tiempo específico.

Cuando veo la pintura de paisajes de Vélez extraño esa obra escondida en preparatoria y morosa de contemporaneidad.

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